viernes, 15 de agosto de 2008

Ejercicio 8

Volví a la tierra de los vivos por un complejo acto de fe. Una voz grave me ordenaba que volviera, desorientado estaba al no ver el cuerpo que la emitía, pues comencé a espantarme por semejante hecho. “Debes guiar al nuevo mundo” me repetía, como una simple pestañada aparecí en Lión, rápidamente me di cuenta por las calles estrechas y el acento francés. Tanto fue la sensación del roce de ventisca auditiva que a partir de esto decidí llevar la palabra del nuevo orientador.

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